La red social no es una película sobre Facebook. Es una tragedia griega, un retrato psicológico de un personaje amargado, una demostración de que la obsesión y la envidia pueden resultar inesperados motores de la fuerza emprendedora y un manual de cómo hacer crecer una empresa desde la nada.
Cómo estar solo con 500 millones de amigos, diría yo.
Mark Zuckerberg es el protagonista accidental de esta reflexión sobre la venganza hacia el ser amado y la traición a tus propios amigos, digna del mismísimo Shakespeare.
David Fincher (El Club de la Lucha, Zodiac y otras joyas de nuestro tiempo), crea un relato oscuro e impecable en cuanto a ritmo. Nos cuenta cómo Zuckerberg toma el germen de una idea a cargo de unos estirados de Harvard (cuyo objetivo final era modernizar vía Internet el ligoteo endogámico de la elitista universidad), y lo desarrolla hasta convertirse en el imperio actual de las relaciones frágiles y exhibicionistas que tanto nos entretiene (Facebook).
El dueño del imperio no sale bien parado (aparece tan talentoso como mezquino). En su carrera hacia el éxito propio y la destrucción de los demás se ve aupado por un sorprendente Justin Timberlake, que interpreta a uno de los autores de la finada Napster (aquel invento que demostró lo que luego se certificó, es decir, el fin de la industria musical tal como la habíamos conocido). En este caso Timberlake es el particular demiurgo de Zuckerberg, alentándole en su camino hacia la cima, olvidando todo rastro de ética.
En definitiva, una historia sólida, excelentemente bien contada y que os gustará aunque odiéis Facebook.
Nota: 8
1 comentario:
Yo al vi ayer y me pareció una de las mejores películas que he visto en los últimos tiempos. Lo de Facebook es sólo una excusa para hablar de otros temas, como bien dices tú.
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