Me gusta ir a visitaros a ese remanso de paz que habéis construido al sur de aquí. Conseguís contagiar vuestro sentido práctico y optimista de la vida. Hacéis que el tiempo no importe y el reloj tenga un significado menor.
Definitivamente sois especiales, diferentes. Si abrierais las puertas de vuestra casa, daríais lecciones al mundo. De mayor quiero ser como vosotros.
PD: Gran descubrimiento este restaurante perdido en medio del monte con Portugal al fondo.
Puesta de sol en las Rías Baixas
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